sábado, 12 de marzo de 2011

Siete días de aventuras y desventuras

Llega la Semana Blanca, siete días para el ocio y el asueto. Eso en nuestras vidas se traduce en siete días para escalar. Los hombres/mujeres del tiempo habían anunciado bueno en la zona norte, lluvias en el cuadrante mediterráneo y en el centro.
Entonces pensamos ¿para qué irnos a la luna de Valencia si tenemos en casa buena roca y meteo estable?.
Sabiendo que Etxauri posee microclima decidimos encaminar nuestros pasos hacia tierras navarras.
Previo a nosotros ha pasado por allá "Huracan" Ondra. Para el despistado que no se haya enterado, el que ya fuera considerado niño prodigio, se ha convertido en un imberbe mocete, que se ha embolsado cuatro 8c+ a vista, dos en Etxauri y otros dos en Vadiello y Alquézar, de los que confirma tres.
En fin eso ya es otra dimensión de la escalada. Trasciende no sólo de nuestros logros, si no que pasará a los anales de la historia de la escalada deportiva.
Sin embargo, a todos nos embargan las misma sensaciones y nos gustan las mismas cosas. Superar miedos, tensar músculos, vibrar y fluir sobre la pared.
Como nosotros, numerosos bomberos, vividores y profesores, cuyas profesiones les permiten escalar entre semana, se decantan por Etxauri, escuela de culto en los últimos tiempos. Quien nos iba a decir a nosotros, hace más de una década, cuando nadie se acercaba a las rocas del Sarbil, que, a pie de vía, nos encontraríamos apostadas decenas de cordadas.
Nos reencontramos con viejos amigos, que sienten y sueñan en una misma dirección. Para los que escalar es la motivación de cada jornada.
Hubo tiempo, como no, para las siestas y las risas, para los chistes y los descansos. En definitiva, para ponernos al día. Y mientras unos escalan otros jalan. K se ha convertido en un triturador en toda regla.
Una de esas mañanas, en las que el tiempo corre a ritmo cubano, nuestro anfitrión nos propone otro juego. A quién no le pone hacer slackline en el jardín de casa ((para quienes por jardín entendemos un par de macetas, la idea se nos antoja excepcional)).
Hay quienes dan dos o tres pasos y se cae. Presente Hay quien avanza como un velociraptor. P.Y por fin hay quien se atreve ya con figuras, giros y tirabuzones. El anfitrión.Tras agotarnos en esos menesteres volvemos a la pared que nos llama como cada día. Probamos y nos probamos en esas nuevas vías, recien equipadas, que dan sentido a nuestra vida. Aunque nos fallen los a vista, porque se nos rompan "pies".Aunque parezca mentira y aunque el día parezca acabado, aún hay tiempo para la aventura. Al regreso a la furgo nos damos cuenta que un fallo de cálculo ((malditos cambios en los empaquetados)) da al traste con nuestro viaje. Nuestra logística no ha sido bien conjeturada y debemos regresar por patas a casa. Antes hemos de volver al sector, pues allí hemos abandonado todo el material. A las nueve de la noche, acompañado de la frontal, P sube y baja en tiempo record y ponemos pies en polvorosa.
Llegamos tan cansados que dormimos en el garaje. No apetece abadonar el calorcito de la furgo por la cama de casa. El trio calavera prefiere descansar en la enorme cama de 1.50 de la AC.Mañana será otro día y quién sabe si nos podremos acercar a otras líneas verticales.

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