martes, 29 de enero de 2013

Overbooking

 ¡¡Ave Caesar!!. Morituri te salutant. Eso parece decir K, allí en la distancia, sobre esa alfombra verde que son los pastos de Ramales, custodiados por la paredona. Sea como fuere, otra vez volvimos a acertar con la ventana de buen tiempo. En realidad acertó P. Pues esta tarea de lectura e interpretación de los datos isobáricos le suele corresponder a él. En lo que llevamos de invierno está dando con la llave del pleno al quince. Para ello se pasa las horas previas vigilando, por franjas horarias, la evolución de las borrascas que se nos avecinan cada fin de semana. En este pasado, concluimos que esa B terrorífica, con alertas de lluvia y viento, se pasaba antes por Cantabria que por casa y que allí, seguramente "levantaría" antes que por tierras vascas. Así que ni cortos ni perezosos nos deplazamos hasta Ramales de la Victoria, uno de los lugares más emblemáticos del territorio vecino y la verdad es que la apuesta nos fue favorable.
Lo comprobais en la siguiente foto. Si os fijais en la parte superior izquierda el color es gris claro, gris perla que diría alguien más fino, y no el gris oscuro que tiene el resto del muro. La cuestión es que si me llegan a decir, vistos los días previos que íbamos a escalar y que incluso lo íbamos a hacer sin  camiseta, apuesto por el No, perdiendo el poco capital que tengo.

Por supuesto, no somos los únicos en decantarnos por este murazo. Cumplimos eso que el diccionario viene a denominar como overbooking, masificación, apiñamiento, colas por las vías, necesidad de coger turno, no despistarse para no perder la vez... Pero todo ello nos permitió, asímismo,  disfrutar y compartir con viejos amigos, que no pierden oportunidad de medirse con los proyectos de Ramales. Importante representación santanderina, sin minusvalorar la de la Margen Izquierda vizcaína, la burgalesa e incluso hubo quien llegó desde lo más profundo de Bizkaia. Nos encantó departir con todos ellos. Y de nuevo descubrir que todo está en la mente y que el poder de ésta vence cualquier barrera. Lo dejó claro Maialen, fuente de inspiración, motivación y ganas de superación. Ofreciéndonos una lección de entusiasmo y pasión. Gracias Maialen.
Y todo el mundo aprentando como jabatos. Parece que la dificultad ya no tiene misterio para nadie. Yo como no estoy para muchos trotes, me decanté por unas series a Cirano de Boo. Una vía 15 sobre 10. En su grado será de las más hermosas que conozco. Pasos largos, sobre buen canto. Un canto que en ocasiones parecía un charco de ranas, fruto de las lluvias previas. Una ruta que se "deja" en todo momento y que me reportó un gratísimo sabor de boca. De nuevo descubrí por qué me gusta escalar.
No sólo yo me lo pasé bien. K disfrutó de lo lindo, compartiendo chocolate, galletas y juegos con Samu y Martín. Investigando más allá de la campa y cayendo roto nada más bajar el sol.
El domingo hicimos como manda el señor, o más bien las nubes, descanso dominical de la vertical, pues la lluvia se llevó consigo cualquier plan escalatorio.



jueves, 17 de enero de 2013

!!!Ay, qué dolor, qué dolor!!!

Lo cantaba Raffaela Carrá, la marchosa rubia de trajes imposibles. El suyo era un dolor cornupetil... el mío es físico. Comienza en la cabeza y acaba en los pies. Me duelen los biceps, los triceps, los deltoides, los isquitibiales, los abdominales e incluso el esternocleidomastoideo. Me duelen las carnes, las pieles y los tejidos... Vamos que me duele tó... pero en mi caso no es porque hay un señor en el armario. Mi dolor es fruto de la etapa de volumen en la que nos encontramos.
Os relato. Lunes y miércoles, por la mañana tracciones y piscina, por la tarde panel... series y series hasta el infinito. Martes y jueves, por la mañana gimnasio, por la tarde de nuevo panel, un poco bloque y seguir dando vueltas como un triste roedor. El viernes algo de pisicina y el fin de semana escalar, si el tiempo lo permite, si no puede ser, pues vuelta al panel.
Con esta mochila a mis espaldas, es normal que me duela todo. Bueno todo no, las pestañas y los lóbulos de las orejas, de momento, se mantienen intactos. Entonces me dirés, "pues para" y yo contestaré "sarna con gusto no pica".
Así que en esas estamos acumulando movimientos. A veces, cuando estoy en medio de una "trave" en la que ya he perdido la cuenta de movimientos y minutos compruebo que mis brazos ya no pueden más, se me abren, se les escapa el flujo energético. Pero mi cabeza, dicen el músculo más poderoso del cuerpo humano, insiste, "venga sigue uno más, venga otro y otro"....  En ocasiones, aunque mi cabeza "píe" con su sempiterno "vamos vamos", mi cuerpo no da más de sí y me bajo de las presitas de colores muerta muertita.
Sabemos a ciencia cierta, que todo ello tendrá su eco en nuestra actividad vertical. Con esa fuente de motivación, a veces efímera, pero siempre latente, nos volvemos a calzar los pies de gato una y otra vez.
Cuando salimos a la roca. Más de lo mismo. El sábado pasado aún estando bajo la amenaza de la lluvia, y sin embargo, gozando del sol invernal, escalamos siete vías en Araotz. El pronóstico meteorológico era pésimo. De hecho cuando salimos de casa diluviaba. Habiamos visto en eltiempo.es que, de 12.00 a 17.00, se abría una ventana de buen tiempo. No me gusta hacerles publicidad, pero he de reconocer que acertaron. Con las mismas y como si fueramos alpinistas de élite hicimos nuestra incursión y solventamos con éxito. Escalamos a gusto, muy muy muy a gusto. Aunque parece que eso fue un episodio único en su especie, pues se ha instalado el reino de Mordor, entre nosotros, y no tiene visos de que la situación mejore.
Hasta que lleguen, pues, los tiempos de bonanza seguiremos paneleando, con estiramientos incluidos. De los mayores
y de los pequeños.
Aún nos queda alguna que otra semana con este plan, para luego meternos de lleno en un ciclo más resistente. Pero eso ya será otra historia.

lunes, 7 de enero de 2013

Sobredosis de calor

Hoy ya lo añoro, por que hace "fresco" en "casa".  Pero este fin de semana hemos sentido el mazazo del sol en todo su esplendor. Teníamos tantas ganas de escalar, que la sóla visión de unas buenas placas bajo el astro rey, se nos hacía un plan fantástico. ¿Qué mejor que pasar este primer fin de semana del año haciendo lo que nos gusta y hacerlo al solete?.
Así que ni cortos ni perezosos ponemos rumbo a Anguiano. Nos decantamos por escuela riojana, de nuevo cuño (((unos cuatro o cinco años)), por poseer unas líneas magistrales, sobre una roca caliza de belleza inconmesurable: grises, naranjas, amarillos e incluso ocres sobre los que brillan las chapas de su centenar y medio de vías.
Una escuela para el más duro invierno. Apuntadlo en negrita, porque, en otra época, vuestro sueño se puede convertir en una auténtica pesadilla. A las nueve y media de la mañana ya le está dando el sol y para las diez ya había gente en la pared.
!!!Vamos, vamos, que se nos pasa el día!!!, decimos. Corremos porque nos apetece estar arriba luchando contra la gravedad. ¿Contra la gravedad, sería mejor decir contra la insolación?. Me paso el fin de semana sin quitarme este gorro, tan poco fashion que veis en la foto. Pero es que, el sábado casi me da un mal del sofoco que me agarré. Afortunadamente en mi mochila cabe de todo, desde la guía, el botiquín, los expreses, a un gorro olvidado del verano. Es como el cofre del tesoro. Preguntad, por que seguro que tengo lo que os hace falta.
Los viejos del lugar me advierten el domingo por la mañana que, el día va a ser similar que la jornada precedente. Como si fueran Maldonado aciertan de cabo a rabo. Escalamos, porque ya, a estas alturas de la vida, no sabemos hacer otra cosa, pero cada vez que intento calzarme los gatos veo las estrellas. Tengo los pies hinchados por el calor y en estas vías de adherencia, donde los pies juegan un papel tan fundamental, acabo muerta.
Como resumen de ambas jornadas. Escalamos en el sector cornisa y en el sector la iglesia. Las rutas nos parecen increíblemente buenas. Conti y más conti, pasos y más pasos, kilometros de adherencias, metros de esquistos esquisitos. Las vías pueden oscilar entre los 28 y los 35 metros, que, en ocasiones y según la presión bárica sobre los pies, se nos hacen interminables.
Como siempre el que me mejor se lo pasa es K... que cada día escala un largo "superpolita" (((superbonito)), como atina a definir, como un calco de los mayores.
Con el sol poniendose en el horizonte emprendemos el regreso. Con la promesa que le hacemos al morenito de volver no tardando mucho, aunque ya no sé si quiero, las placas al sol o a la sombra, visto el calor soportado.
Por cierto, información de la escuela la encontraréis en la segunda edición de la Guía de  Escalada en La Rioja. Las actualizaciones de la misma están en el bar La Herradura, en el pueblo. Si queréis más detalles, poneros en contacto con Diego Pellejero de El Panel Logroño. Gracias Diego por la tarea. Muy bueno todo lo que hicimos aunque, en ocasiones, en vez de abrírsenos las manos lo hicieran los pies.