Verde y frondoso así es nuestro valle, que redescubrimos espectacular tras nuestra estancia fuera. Regresamos por tanto a la casa del padre. Nuestra misma idea tienen unos "cuantos" escaladores que se dejan caer por Korea. Este año sus paredes se han secado con relativa celeridad y bajamos al sector antes de lo esperado. Nos reunimos allí los de "siempre" y allí nos enteramos de la llegada de Aets. Ongi Etorri.
La verdad es que teníamos un poco de "miedo". Escalar en Korea es especialmente duro y yo hacía más de dos años que no escalaba en él. Así que sus técnicas y físicas chorreras me hacen sentirme infinitamente pequeña al principio de temporada. Este año por doble motivo se me asemejaba una empresa de improbable éxito.
Sin embargo, he de decir que acabé la jornada con buen sabor de boca. Con Sherpa como asegurador descubrí que los límites sólo te los pones tú.
Los peques a su rollo, que ya se defienden a las mil maravillas y, salvando las distancias, nos requieren para situaciones muy concretas, en las que nadie nos puede sustituir.
El sector de bote en bote
y la motivación por las nubes.
Así las cosas, ahora a diario nos encerramos en el panel con un único pensamiento "fluir sobre esos muros que nos dan la vida".
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