lunes, 15 de junio de 2015

A tope de gas

En un país como el nuestro en el que puede llegar a llover alrededor del 65% de los días del año, con precipitaciones durante 45 días consecutivos, los amantes de la escalada tenemos que buscar alternativas en las que aplicar el "core" vertical. Muchos nos aplicamos en rocodromos municipales, en salas de bloque privadas, en ermitas cuyas paredes ya no oyen ritos cristianos o en viejos túneles reconvertidos en lugares donde las palabras regleta, invertido o lateral resuenan en los carritos de la compra de los transeuntes.
Sin embargo, hasta nuestras latitudes ha llegado, importado de Italia, una nuevo templo de torturas. Con el nombre de PIUGAZ, se ha instalado en el mágico Zorrotzaurre bilbaíno, para goce y disfrute de la parroquia escaladora.
Ya desde que entras te abruman sus enormes dimensiones. Será que soy de pueblo y he visto poco mundo, pero a mí me hizo sentirme pequeña, muy pequeña.
El local suma una superficie total de 2.000 metros cuadrados. En los que se distribuyen paneles de diferente inclinación, desde placas verticales donde abundan los bloques y travesías técnicas, bombos brutales donde puedes alternar el canto generoso con las miniregletas galmourosas, espolones diversos preñados de romos y un barco que se mece en las "aguas" centrales del salón.
Sus promotores Irati Hernaiz, Gianni Faggiana  y Pietro Vangi. Ellos son el corazón y el alma de una instalación que suma cerca de 200 bloques marcados y unas cien travesías, de todas las dificultades arrancando en el 5a y que van aumentando  en dificultad, hasta lo que la imaginación desee.
Fabricación casera made in  Euskadi e Italy. Elaborado con gusto y sobre todo con mucha clase, con unos detalles que nos dejan boquiabiertos.
Y con cinco metros de altura. Lo que hace obligatorio pensárselo una y más veces, antes de dar un  paso más... La incertidumbre de no saber lo que nos vamos a encontrar y si seremos capaces de mantener el tipo, puede que nos coarte y fustre el encadenamiento de un posible bloque o travesía. Y es que a veces estás muy muy alto.
Sin embargo hay para todos y el disfrute está asegurado.
Los que se inician...
Y los que se perfeccionan...
Como se ve en la foto, en la parte traserá aún queda sitio para montar más paneles y más traves y más bloques. De hecho la expansión es inminente. Además entre sus servicios paralelos se encuentra una interesante oferta de clases de yoga y de pilates.
Gracias Irati, Gianni y Pietro por proponernos unos retos tan divertidos y por hacernos sentir como en casa, en cada una de nuestras visitas.
Nos seguiremos viendo en el PIU mientras no podamos salir a roca. Y tú ¿te lo vas a perder?.
Más información  en https://www.facebook.com/pages/Piugaz-Bilbao/736307989824138?fref=ts

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