Hace ya una semana que te has ido. La noticia de tu marcha nos pillo fuera y sin margen de maniobra. Como todos, nos quedamos blancos, sin palabras, helados por la noticia. Ahora ya en casa y con acceso a internet, leo las webs y los blogs de quienes te conocieron y te recuerdan con sus palabras, siempre bellas palabras. Leo cómo se te quería y el vacío que ya se nota has dejado en sus vidas. Hasta quién no te conocía te dedica hermosos pensamientos.
A veces cuando alguien se "marcha" se le dedican las mejores flores, en tu caso todas y cada una de ellas son merecidas. Nunca olvidaré cuando te conocí, un chinorri de mi altura, o cuando volviste a escalar tras tu parón, cuando te enteraste de que venía K la alegría con la que me diste la enhorabuena, los wasaps con P animándote a que probaras sus proyectos y siempre, siempre, siempre, con esa sonrisa tuya que parecía no tener fin.
No me queda mucho por decir, tan sólo que cada vez que escalemos, estoy segura, que estarás de una u otra manera con nosotros, mientras nos hacemos el ocho, mientras intentamos hacemos ese paso que tanto nos cuesta, serás nuestro Ángel de la Guarda
La vida es tan injusta.
viernes, 12 de octubre de 2012
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