lunes, 26 de agosto de 2013

De rotpunks y reencuentros

Sopla de norte, el cielo está cubierto, a veces se dejan sentir cuatro refrescantes gotas de lluvia, el termómetro marca 23  grados, la roca está fresca, adherente... La sensación es absolutamente otoñal, aunque tan sólo estemos a 24 de agosto. Huele a rotpunk del norte, huele a lo que nos gusta: a escalar, a entendernos en un lenguaje de números, letras, signos, regletas, laterales, chorreras...huele a una locura que nos atrapa y nos mece en sus brazos, haciéndonos sentir en casa.
Y es que así estamos; locos por escalar, por sentir esa ingravidez que sólo nos proporciona la soledad de las alturas, aunque se puede decir que, este este fin de semana, lo que se dice solos-solos, no hemos estado.
Mugarri se ha convertido en destino de peregrinaje de cordadas de renombre... Gracias a esta visita hemos podido departir y compartir, emocionarnos y ponernos al día, unificar criterios en esta vorágine, que nos atrapó hace dos décadas y que nos ha hecho caminar de la mano en muchas ocasiones
Unos, como Krominguer, escalan y descubren por qué se enamoraron de esta verticalidad tan heterogénea.
Mientras otros apuntan "todo lo que hay" y luego catan algunos de los tesoros, quedando prendados hasta el tuétano de estas joyitas y cumpliendo su promesa de volver.
Mister Pi, manager de varias generaciones.
Mi verdadero manager, va subiendo el ritmo de encadenes y, desde que hace mes y medio se calzara de nuevo los gatos, está que no perdona una. Se saca el carné de solidario en unas horas pequeñas, por cierto, naturalizada a golpe de maza. Así que ya sabéis, si la habéis encadenado antes de este domingo, 25 de agosto, os toca repetir, porque la cosa ha cambiado "algo".
Yo por mi parte, y no me quejo, dejo que la brisa recorra mi piel y siento cómo me invaden esas ganas absolutamente desatadas de subir por la vertical. Ya falta menos para el reencuentro con la lucha, entre tanto, disfruto de unas sensaciones inigualables, fruto de ese cóctel hormonal interior del que apenas me quedan unas semanas, mientras llega mi Poxpolina.
El domingo recibimos aún más visitas de renombre mundial. Desde el otro mar, nos visitan los rubios de Mariona Martí. La matriarca de este clan, demuestra una clase y un elegancia sin igual. Escalando como sólo saben quienes llevan la escalada en vena. Una auténtica gata, elegante, silenciosa, efectiva, mujer de apariencia fragil, pero temple de acero. Nos ha encantado vivir este día con ella, que nos ha sabido a poco. Pero sabemos que volveremos a disfrutar de su presencia. Aquí o allí. El reencuentro es inevitable.
Por cierto que, con ella, se dejaron ver dos de nuestras grandes estrellas Patxi (asegurando en la foto) y Leire (al fondo), a la que encontramos más guapa y motivada que nunca. Un espíritu libre de nuevo comprometido con la vertical.
En el próximo post, cuelgo crokis de Mugarri, que son muchos ya los que me los han pedido... Prometido.

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